El logotipo es la parte gráfica de una marca.
Es la representación en formas y colores de la personalidad y los valores de esa marca. De ese producto, empresa o proyecto al que representa.
Vale, de acuerdo. ¿Y eso de SIMCA a qué viene? ¿Hay que diseñarlo en un coche de época?
No, no me estoy refiriendo a la mítica marca de coches del siglo pasado.
SIMCA es solo el acrónimo de las cinco condiciones básicas que debe cumplir un buen logo. ¿Y cuáles son esas condiciones mágicas?
Veámoslas a continuación:
1. Un buen logo debe ser Simple.
Dice un amigo mío ingeniero que una máquina funciona mejor y se estropea menos cuantas menos piezas tiene. Fácil de entender, ¿no?
Bueno, pues en diseño de marcas pasa lo mismo.
Cuantos menos elementos tenga el logotipo, mejor funciona.
La transmisión de información es más rápida y directa.
Y hay menos posibilidades de que se malinterprete uno de los elementos.
Así que ya sabes, simple. O como dicen los ingleses, KISS! (Keep It Simple, Stupid!)
2. Un buen logo debe ser Inconfundible.
Único. Original. Distintivo.
Llámalo como quieras.
Lo importante es que el público al que va dirigido no se crea que es de otra marca.
No se vayan a equivocar y pensar que ese producto tan bueno que han visto es de tu competencia. Porque entonces les comprarán a ellos y no a ti.
Y no queremos que eso pase, ¿verdad?
Pues entonces, aunque te guste mucho el logotipo de Puma (por ejemplo), no se te ocurra poner la silueta de un leopardo en el diseño de tus nuevas zapatillas deportivas.
3. Un buen logo debe ser Memorable
Esto es consecuencia lógica de los dos puntos anteriores:
- Cuantos menos elementos tenga, más fácil será de recordar.
- Y cuanto más se diferencie de otros diseños, más se grabará en tu memoria.
Claro que también hay otros factores que pueden influir en la facilidad con que una imagen se nos graba en la cabeza.
Como por ejemplo la emoción.
Si nuestro logo es capaz de despertar una emoción en el destinatario, más fácil será que este lo recuerde.
Digamos que hemos conseguido despertarle la ternura. O la alegría. Son emociones agradables que quedarán unidas a nuestra marca. O sea, que le gustará recordar nos.
Pero ojo, que no todas las emociones son positivas. De hecho, las más intensas suelen ser negativas. Como la repulsión, el miedo o la ira. Ayudan a recordar, pero ¿a qué precio?
4. Un buen logo debe ser Coherente
La imagen y las sensaciones que transmita nuestro logo deben ser coherentes con los valores y atributos de la marca.
O por lo menos, no deben transmitir lo contrario a lo que pretendemos.
Pongamos por ejemplo que vendemos ropa para bebés.
Y que nuestro principal atributo es la suavidad de los tejidos.
Pedimos a un diseñador que nos cree un logo, y este nos viene con una estrella irregular con rayos que acaban en vértices agudos y pinchantes, todo ello en un chillón rojo sangre.
¿Qué le diríamos?
- Es verdad que es simple.
- Es bastante inconfundible.
- Es memorable (¡como para olvidarlo!).
Pero no es coherente con lo que estamos vendiendo. Para nada.
Pues eso.
5. Un buen logo debe ser Aplicable.
¿Dónde vamos a poner nuestro logo?
En un letrero en la puerta. En las tarjetas de visita. En una etiqueta. En un bordado. En un molde de fundición (si, porque lo que vendemos son piezas de fundición). Estampado en la suela de nuestros zapatos…
En donde haga falta, dependiendo de qué tipo de producto o servicio sea el nuestro, ¿no es cierto?
Pues entonces el logo tiene que ser aplicable, reproducible y reconocible en todas y cada una de estas situaciones.
- En color o en blanco y negro.
- En relieve o en negativo.
- Sobre un fondo de color o una fotografía.
- En grande o en pequeño.
Como sea, pero debe ser en todas partes perfectamente reconocible.
A eso me refiero cuando digo que tiene que ser aplicable.
Bueno, pues ya están las cinco condiciones: SIMCA.
Dicho así parece fácil, ¿verdad? Se busca un grafismo y se cuida de que cumpla las cinco condiciones…
Claro que luego la cosa se complica.
Empezamos con que estas condiciones son necesarias, pero no suficientes para crear un buen logo.
Y luego que a veces las reglas están para saltárselas, y conseguir así un mayor impacto. Eso si, conociéndolas bien y sabiendo cuándo saltarlas, que si no la liamos.
Y que resulta que hallar una idea que sea original es muy difícil, hoy en día ya está todo inventado.
Y cuando por fin parece que algo funciona, te das cuenta de que no es muy coherente. O que no se puede aplicar en tu producto.
Y vuelta a empezar.
Si no quieres volverte loco, lo que te conviene es desarrollar un método que te ayude a trabajar.
O mejor aún, contratar a un profesional de confianza que haga todo el trabajo duro para ti, y que te presente una o varias alternativas que sean realmente SIMCA.
En Contexto de Comunicación hemos desarrollado un método para crear una marca SIMCA en cinco fases, ¿te gustaría conocerlo? Estamos a tu disposición, haz clic en el recuadro al pie.